JESÚS Y MORRIGANE SEPARAN SUS RUMBOS
Sí: a mediados de noviembre, tras la presentación del disco, Jesús y Morrigane separaron sus rumbos.
Y lo digo con toda mi pena y mi pesar, que son los del resto de mis compañeros. Han sido muchos años de tocar con un compañero alegre, conciliador y en el que siempre encontrabas un apoyo y una mirada tranquilizadora tanto en el ensayo como en directo; contar con Jesús era contar con un músico genial, con un arreglista magistral, con un virtuosísimo amante de su instrumento y de la música: de cualquier tipo de música.
Y lo que más me apena a mí, particularmente, es que Jesús era un amigo que, junto con José Carlos y conmigo, fue re-fundador de Morrigane; y con el que han caído muchas pintas, y con el cual hemos compartido muchas alegrías y muchos sinsabores.
Yo le recuerdo con mucho cariño, como el resto de Morrigane. Y el hecho de que una serie de disensiones y de hechos acaecidos desde hace un tiempo nos haya separado, no es óbice para decir que yo, particularmente, le tengo en mi corazón.
Morrigane sigue adelante, y creo sinceramente que, aunque muy dolorosa, la separación entre Morrigane y Jesús fue la opción más adecuada. Ahora se abre otra vía, y todos tenemos mucha, muchísima ilusión en esta nueva etapa.
Os pedimos vuestro apoyo, especialmente ahora. Creemos que tenemos aún mucho que aportar; y por suerte también tenemos buenos amigos que colaborarán con nosotros hasta que podamos encontrar un/a nuevo/a compañero/a. No queremos “suplir” a Jesús (eso sería imposible: Jesús sólo hay uno), sino encontrar a una persona que pueda aportar su “granito de arena” personal a Morrigane.
Desde ahora, Morrigane no será mejor, igual o peor que con Jesús: será simplemente diferente. Estamos muy ilusionados con seguir adelante. Pero también recordamos a Jesús.
Permitidme pues, gritar junto a mis compañeros, en estas líneas, dos cosas que no son contradictorias, y que además me salen del corazón:
¡Larga vida a Morrigane!
¡Un abrazo muy fuerte, Jesús!
Y lo digo con toda mi pena y mi pesar, que son los del resto de mis compañeros. Han sido muchos años de tocar con un compañero alegre, conciliador y en el que siempre encontrabas un apoyo y una mirada tranquilizadora tanto en el ensayo como en directo; contar con Jesús era contar con un músico genial, con un arreglista magistral, con un virtuosísimo amante de su instrumento y de la música: de cualquier tipo de música.
Y lo que más me apena a mí, particularmente, es que Jesús era un amigo que, junto con José Carlos y conmigo, fue re-fundador de Morrigane; y con el que han caído muchas pintas, y con el cual hemos compartido muchas alegrías y muchos sinsabores.
Yo le recuerdo con mucho cariño, como el resto de Morrigane. Y el hecho de que una serie de disensiones y de hechos acaecidos desde hace un tiempo nos haya separado, no es óbice para decir que yo, particularmente, le tengo en mi corazón.
Morrigane sigue adelante, y creo sinceramente que, aunque muy dolorosa, la separación entre Morrigane y Jesús fue la opción más adecuada. Ahora se abre otra vía, y todos tenemos mucha, muchísima ilusión en esta nueva etapa.
Os pedimos vuestro apoyo, especialmente ahora. Creemos que tenemos aún mucho que aportar; y por suerte también tenemos buenos amigos que colaborarán con nosotros hasta que podamos encontrar un/a nuevo/a compañero/a. No queremos “suplir” a Jesús (eso sería imposible: Jesús sólo hay uno), sino encontrar a una persona que pueda aportar su “granito de arena” personal a Morrigane.
Desde ahora, Morrigane no será mejor, igual o peor que con Jesús: será simplemente diferente. Estamos muy ilusionados con seguir adelante. Pero también recordamos a Jesús.
Permitidme pues, gritar junto a mis compañeros, en estas líneas, dos cosas que no son contradictorias, y que además me salen del corazón:
¡Larga vida a Morrigane!
¡Un abrazo muy fuerte, Jesús!
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